martes, 14 de abril de 2020

La educación en tiempos de terremotos y pandemia


La educación en tiempos de terremotos y pandemia
Por: Yanina Moreno Febre
        Maestra y Educadora comunitaria

El año 2020 comenzó con terremotos y frecuencias sísmicas en el área sur de Puerto Rico, que nos sacudieron, nos movieron el piso y nos sacaron de las casas. Unos aun duermen en la calle y otros perdieron sus negocios o trabajos. 

Esos primeros días luego del terremoto del 7 de enero de 2020, en los hogares, reino la tristeza, el miedo, el desaliento, la incertidumbre. En esta situación, fueron los niños los más afectados porque no entendían lo que estaba pasando. 

Algunas comunidades y campamentos lograron levantar escuelas alternativas, donde se llevó a cabo el proceso de enseñanza aprendizaje, pero en un ambiente diferente. El objetivo era que aprendieran en un ambiente de tranquilidad, de amor, libre de preocupaciones y permitiéndole la libertad de tener actividades de esparcimiento y de fortalecer su salud emocional. 

La vida en comunidad, junto con la creación de estos espacios fue lo que, a muchos de nosotros, nos ayudó a sobrellevar esta experiencia tan difícil. Fue reconfortante ver a los niños reír, divertirse y jugar libremente en los espacios abiertos en que nos reuníamos. 

No habíamos vuelto a la “normalidad” cuando ya escuchábamos sobre el COVID-19. En varias semanas se convirtió en pandemia. Luego de reportarse los primeros casos en la isla, nos llaman al aislamiento social colectivo. Algunas escuelas habían reiniciado clases, otras ni tan siquiera se habían reencontrado. Nuevamente se interrumpe el proceso educativo pero esta vez nos piden que ofrezcamos los cursos a distancia. 

Indiscutiblemente, ninguno de los componentes del proceso estaba preparado para manejar esta situación.  Esta nueva realidad trae consigo nuevos retos. Aquí menciono algunos de ellos.

• Motivación: En momentos como estos, son los maestros los que tienen sobre sus hombros la gran responsabilidad de darle esperanza a los jóvenes, motivarles cada día e incentivarles a que sigan preparándose, educándose para poder entender las circunstancias que estamos viviendo y poder levantar nuestro país. Para poder alentar a otros, tenemos que primero automotivarnos. Muchas personas tratan de desalentar la labor que realizamos, algunos incluso dicen “los muchachos no van a aprender nada en este tiempo”. Mi experiencia ha sido distinta. Los estudiantes han mostrado gran interés en aprender nuevas destrezas, trabajar con nuevas herramientas y plataformas digitales. Aun así, reconozco que no todos se sienten cómodos con esta nueva modalidad y es parte del reto que tenemos de buscar alternativas. 

• Comunicación: El ser humano en su naturaleza prefiere vivir en comunidad; hablar, reír, jugar, compartir con otras personas. Cuando enfrentamos un aislamiento social impuesto, la educación debe ser la herramienta de mantenerse conectados unos con otros. El reto es como lograr esa comunicación cuando no todos los maestros, ni todos los estudiantes tienen los recursos para lograr dicha comunicación o lograr que esta sea efectiva. Aquellos que no tienen dispositivos electrónicos para impartir o recibir educación a distancia y deben mantener el aislamiento social, ¿qué opciones tienen?

• Falta de materiales: la falta de planificación por parte del gobierno y de las autoridades del sistema educativo en Puerto Rico les cambiaron la rutina a las familias puertorriqueñas de un día para otro sin darle oportunidad a prepararse para tener la escuela en la casa. Muchos estudiantes no tienen los materiales educativos necesarios para realizar las tareas que se le asignan. 

• Nueva tecnología: Dentro de los retos que enfrentamos los maestros en el aislamiento social están los pocos recursos que tenemos. No todos los maestros o estudiantes cuentan con los recursos tecnológicos para poder trabajar el proceso de enseñanza a distancia. Y aquellos maestros que llevan más tiempo en la docencia y que no han sido adiestrados para trabajar con las plataformas digitales y la nueva tecnología que se está recomendando están en desventaja. 

• Tiempo que toma preparar el material: Aquellos que, si hemos podido trabajar con algunas herramientas tecnológicas, nos damos cuenta cuanto tiempo y esfuerzo requiere preparar el material didáctico en una plataforma digital para que llegue lo más simple y sencillo posible. Aun así, no siempre logras ser efectivo o no todos los estudiantes lo entienden de esa manera. No todas las personas aprenden de la misma forma y la educación a distancia limita la experiencia de poder integrar otras formas de enseñanza como lo son los manipulativos, que tanta utilidad tiene en clases como matemáticas. Si quieres ayudar aquellos estudiantes que no entienden el tema, entonces requiere mayor esfuerzo y tiempo.  

• Contacto visual y lenguaje corporal: Puedes enviarles el material didáctico y tareas por correo electrónico o por algún medio de comunicación digital pero que hacemos cuando el estudiante no entiende el material y tienes que explicarle paso a paso, sin poder verle y distinguir mediante el lenguaje facial o corporal si el mensaje está llegando. Algunos son más comunicativos y te avisan que no están entendiendo, pero otros se quedan callados y no sabes cómo llegar a ellos. Esta situación es frustrante.

• Buscando soluciones para intentar llegar a los estudiantes, requiere que el maestro sea creativo e innovador, pero esto cuesta. Cuesta tiempo, horas de sueño, buscar alternativas que hasta ahora eran desconocidas, agotamiento mental y físicamente. 

• Currículo: Ahora más que nunca el material debe ser pertinente a la realidad que se está viviendo. Uno de los problemas mayores que enfrentamos los educadores con los jóvenes es que ellos no encuentran pertinencia en lo que están aprendiendo, solo es información acumulada como si fueran computadoras. En algunas ocasiones, te encuentras un estudiante que pregunta: ¿para qué vamos a usar eso en la vida real? Ellos sienten que la información que reciben no le sirve para resolver los problemas o situaciones cotidianas que deben enfrentar. Debemos revisar los currículos y hacerlos más pertinentes a la situación actual. En ocasiones, esto requiere que se eliminen lecciones, añadir otras y/o alterar el orden en que se discuten los temas y destrezas.

¿Cómo llevar el proceso de enseñanza dentro de todo este panorama?

La labor del maestro no es solo impartir la enseñanza de nuevas destrezas o conceptos, es mucho más. Es ese contacto con las necesidades sociales, emocionales y hasta económicas de nuestros estudiantes. El rol de los educadores es crítico en este momento. No por lo que puedan enseñar, pero si por las experiencias positivas que puedan ofrecerles a sus estudiantes. 

Más allá de si se logra enseñar las destrezas del curso, nuestros estudiantes necesitan alguien que se preocupe por ellos y les deje saber que estamos juntos en esto, que nos tenemos y les dé esperanza de que saldremos adelante. Ver la oportunidad en medio de la crisis, nos da esperanza. Oportunidad de mejorar y exigir mejores condiciones para el proceso, de evaluar nuevos métodos de enseñanza y otras maneras de presentar el material.

La educación en tiempos de crisis es un acto de valentía, de resistencia y de amor que muchos estamos asumiendo con el corazón en la mano, dispuestos a darlo todo para levantar nuestro país una vez más.

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