La educación en
tiempos de terremotos y pandemia
Por:
Yanina Moreno Febre
Maestra y Educadora comunitaria
El
año 2020 comenzó con terremotos y frecuencias sísmicas en el área sur de Puerto
Rico, que nos sacudieron, nos movieron el piso y nos sacaron de las casas. Unos
aun duermen en la calle y otros perdieron sus negocios o trabajos.
Esos
primeros días luego del terremoto del 7 de enero de 2020, en los hogares, reino
la tristeza, el miedo, el desaliento, la incertidumbre. En esta situación,
fueron los niños los más afectados porque no entendían lo que estaba
pasando.
Algunas
comunidades y campamentos lograron levantar escuelas alternativas, donde se
llevó a cabo el proceso de enseñanza aprendizaje, pero en un ambiente
diferente. El objetivo era que aprendieran en un ambiente de tranquilidad, de
amor, libre de preocupaciones y permitiéndole la libertad de tener actividades
de esparcimiento y de fortalecer su salud emocional.
La
vida en comunidad, junto con la creación de estos espacios fue lo que, a muchos
de nosotros, nos ayudó a sobrellevar esta experiencia tan difícil. Fue
reconfortante ver a los niños reír, divertirse y jugar libremente en los
espacios abiertos en que nos reuníamos.
No
habíamos vuelto a la “normalidad” cuando ya escuchábamos sobre el COVID-19. En
varias semanas se convirtió en pandemia. Luego de reportarse los primeros casos
en la isla, nos llaman al aislamiento social colectivo. Algunas escuelas habían
reiniciado clases, otras ni tan siquiera se habían reencontrado. Nuevamente se
interrumpe el proceso educativo pero esta vez nos piden que ofrezcamos los
cursos a distancia.
Indiscutiblemente,
ninguno de los componentes del proceso estaba preparado para manejar esta
situación. Esta nueva realidad trae
consigo nuevos retos. Aquí menciono algunos de ellos.
•
Motivación: En momentos como estos, son los maestros los que tienen sobre sus
hombros la gran responsabilidad de darle esperanza a los jóvenes, motivarles
cada día e incentivarles a que sigan preparándose, educándose para poder
entender las circunstancias que estamos viviendo y poder levantar nuestro país.
Para poder alentar a otros, tenemos que primero automotivarnos. Muchas personas
tratan de desalentar la labor que realizamos, algunos incluso dicen “los
muchachos no van a aprender nada en este tiempo”. Mi experiencia ha sido
distinta. Los estudiantes han mostrado gran interés en aprender nuevas
destrezas, trabajar con nuevas herramientas y plataformas digitales. Aun así,
reconozco que no todos se sienten cómodos con esta nueva modalidad y es parte
del reto que tenemos de buscar alternativas.
•
Comunicación: El ser humano en su naturaleza prefiere vivir en comunidad;
hablar, reír, jugar, compartir con otras personas. Cuando enfrentamos un
aislamiento social impuesto, la educación debe ser la herramienta de mantenerse
conectados unos con otros. El reto es como lograr esa comunicación cuando no
todos los maestros, ni todos los estudiantes tienen los recursos para lograr
dicha comunicación o lograr que esta sea efectiva. Aquellos que no tienen
dispositivos electrónicos para impartir o recibir educación a distancia y deben
mantener el aislamiento social, ¿qué opciones tienen?
•
Falta de materiales: la falta de planificación por parte del gobierno y de las
autoridades del sistema educativo en Puerto Rico les cambiaron la rutina a las
familias puertorriqueñas de un día para otro sin darle oportunidad a prepararse
para tener la escuela en la casa. Muchos estudiantes no tienen los materiales
educativos necesarios para realizar las tareas que se le asignan.
•
Nueva tecnología: Dentro de los retos que enfrentamos los maestros en el
aislamiento social están los pocos recursos que tenemos. No todos los maestros
o estudiantes cuentan con los recursos tecnológicos para poder trabajar el
proceso de enseñanza a distancia. Y aquellos maestros que llevan más tiempo en
la docencia y que no han sido adiestrados para trabajar con las plataformas digitales
y la nueva tecnología que se está recomendando están en desventaja.
•
Tiempo que toma preparar el material: Aquellos que, si hemos podido trabajar
con algunas herramientas tecnológicas, nos damos cuenta cuanto tiempo y
esfuerzo requiere preparar el material didáctico en una plataforma digital para
que llegue lo más simple y sencillo posible. Aun así, no siempre logras ser
efectivo o no todos los estudiantes lo entienden de esa manera. No todas las
personas aprenden de la misma forma y la educación a distancia limita la
experiencia de poder integrar otras formas de enseñanza como lo son los
manipulativos, que tanta utilidad tiene en clases como matemáticas. Si quieres
ayudar aquellos estudiantes que no entienden el tema, entonces requiere mayor esfuerzo
y tiempo.
•
Contacto visual y lenguaje corporal: Puedes enviarles el material didáctico y
tareas por correo electrónico o por algún medio de comunicación digital pero
que hacemos cuando el estudiante no entiende el material y tienes que explicarle
paso a paso, sin poder verle y distinguir mediante el lenguaje facial o
corporal si el mensaje está llegando. Algunos son más comunicativos y te avisan
que no están entendiendo, pero otros se quedan callados y no sabes cómo llegar
a ellos. Esta situación es frustrante.
•
Buscando soluciones para intentar llegar a los estudiantes, requiere que el
maestro sea creativo e innovador, pero esto cuesta. Cuesta tiempo, horas de
sueño, buscar alternativas que hasta ahora eran desconocidas, agotamiento mental
y físicamente.
•
Currículo: Ahora más que nunca el material debe ser pertinente a la realidad
que se está viviendo. Uno de los problemas mayores que enfrentamos los
educadores con los jóvenes es que ellos no encuentran pertinencia en lo que
están aprendiendo, solo es información acumulada como si fueran computadoras.
En algunas ocasiones, te encuentras un estudiante que pregunta: ¿para qué vamos
a usar eso en la vida real? Ellos sienten que la información que reciben no le
sirve para resolver los problemas o situaciones cotidianas que deben enfrentar.
Debemos revisar los currículos y hacerlos más pertinentes a la situación
actual. En ocasiones, esto requiere que se eliminen lecciones, añadir otras y/o
alterar el orden en que se discuten los temas y destrezas.
¿Cómo
llevar el proceso de enseñanza dentro de todo este panorama?
La
labor del maestro no es solo impartir la enseñanza de nuevas destrezas o
conceptos, es mucho más. Es ese contacto con las necesidades sociales,
emocionales y hasta económicas de nuestros estudiantes. El rol de los
educadores es crítico en este momento. No por lo que puedan enseñar, pero si
por las experiencias positivas que puedan ofrecerles a sus estudiantes.
Más
allá de si se logra enseñar las destrezas del curso, nuestros estudiantes
necesitan alguien que se preocupe por ellos y les deje saber que estamos juntos
en esto, que nos tenemos y les dé esperanza de que saldremos adelante. Ver la
oportunidad en medio de la crisis, nos da esperanza. Oportunidad de mejorar y
exigir mejores condiciones para el proceso, de evaluar nuevos métodos de
enseñanza y otras maneras de presentar el material.
La
educación en tiempos de crisis es un acto de valentía, de resistencia y de amor
que muchos estamos asumiendo con el corazón en la mano, dispuestos a darlo todo
para levantar nuestro país una vez más.
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